El cultivo del café en Antioquia comenzó a finales del siglo XIX, cuando se establecieron cuatro o cinco plantaciones medianas en los municipios de Titiribí y Fredonia, ubicados en el suroeste antioqueño. Aunque su desarrollo fue lento, estos cultivos marcaron el inicio de lo que hoy conocemos como la cultura cafetera en Colombia, una tradición que transformó la economía y la identidad de los Antioqueños.
A diferencia de otras regiones del país, Antioquia no fue una zona de grandes haciendas. Las explotaciones agrícolas eran, en su mayoría, de pequeña y mediana escala. Esta particularidad se debió a la colonización antioqueña, un proceso que favoreció la distribución de la tierra entre familias campesinas y que sentó las bases del actual Paisaje Cultural Cafetero, hoy reconocido como patrimonio de la humanidad.
El modelo agrícola basado en fincas familiares de café no solo impulsó la economía local, sino que dio origen a una identidad cultural profundamente arraigada en el trabajo rural, la tradición arriera y el valor del esfuerzo colectivo. Hoy, muchas de estas fincas ofrecen experiencias auténticas a quienes desean conocer la historia del café, desde la semilla hasta la taza. .