Impulsados por el deseo de encontrar tierras fértiles, mejorar sus condiciones de vida y escapar del minifundio, los colonos antioqueños en el siglo XIX emprendieron un proceso histórico de expansión territorial conocido como la colonización antioqueña. Abriendo caminos entre las montañas andinas, estos pioneros fundaron nuevos pueblos, crearon redes de intercambio regional y consolidaron una economía agrícola, destacándose especialmente en el cultivo del café.
Este proceso fue clave para la consolidación de una identidad regional basada en valores culturales como el trabajo duro, la autosuficiencia campesina y el espíritu emprendedor, características que aún definen la cultura paisa.
La colonización también permitió el fortalecimiento de redes de transporte y comercio, favoreció la formación de un modelo de ocupación territorial basado en la pequeña propiedad rural, lo cual promovió una relativa equidad social frente a otras regiones.