A finales del siglo XIX y principios del XX, la élite de Medellín impulsó reformas urbanas que redefinieron la arquitectura y el uso del espacio público. Se prohibieron las chicherías y vivanderos, y en su lugar se promovió la construcción de jardines, parques y amplias zonas verdes, mejorando la higiene y el ornato de la ciudad.
El Parque Bolívar se convirtió en el epicentro de la vida social, albergando tertulias, eventos culturales y presentaciones musicales. A su alrededor, se construyeron casas coloniales y republicanas, hogar de familias influyentes que reflejaban el crecimiento económico y social de la ciudad. Este desarrollo consolidó sectores como la Calle Junín, reconocida por décadas como la principal pasarela social y comercial de Medellín.